En el mundo de la salud femenina, solemos hablar de ejercicios para el suelo pélvico, la importancia de la postura o la recuperación tras el parto. Sin embargo, hay un factor que muchas veces se pasa por alto y que tiene una influencia enorme en la salud: el calzado.

Los pies son la base de nuestro cuerpo. Si no los cuidamos, todo el sistema se resiente. Pero en el caso de las mujeres, las exigencias estéticas de la moda han convertido el calzado en un enemigo silencioso. Tacones altos, punteras estrechas, suelas rígidas: todo ello condiciona la postura, debilita la musculatura y puede contribuir a problemas como el prolapso, los juanetes, las uñas encarnadas o el dolor lumbar.

La importancia de un calzado con forma de pie.

Los zapatos deberían respetar la anatomí­a natural del pie. Sin embargo, la mayorí­a de los modelos convencionales hacen lo contrario: comprimen los dedos, elevan el talón y limitan el movimiento. Como resultado, los pies pierden fuerza y movilidad, lo que repercute en el resto del cuerpo.

Un calzado adecuado deberí­a cumplir tres caracterí­sticas esenciales:
  • Tener la forma del pie, permitiendo que los dedos se expandan libremente.
  • Ser plano, para no alterar la postura ni cargar el peso en la parte delantera del pie.
  • Tener una suela fina y flexible, que permita sentir el suelo y mantener la conexión con el entorno.

En algunos casos, se puede usar temporalmente una suela más gordita o incluso algo de elevación en el talón si el usuario tiene los pies patológicos o muy acostumbrados al calzado convencional.

Ir descalza: un hábito saludable.

Más allá del calzado, caminar descalza siempre que sea posible es una de las mejores formas de fortalecer los pies y mejorar la postura. En casa, en la playa o sobre césped, este hábito ayuda a activar la musculatura intrínseca del pie, mejorar el equilibrio y prevenir dolencias a largo plazo.

En el ámbito del entrenamiento, realizar ciertos ejercicios descalza también puede marcar la diferencia, especialmente en el trabajo del suelo pélvico y el core.

Un cambio necesario en la moda.

No se trata solo de una cuestión individual. La industria del calzado tiene un papel fundamental en este cambio. Actualmente, hay pocas opciones de calzado “bonito” que respete la anatomí­a del pie, lo que obliga a muchas mujeres a elegir entre salud o estética.

Pero la moda la construimos entre todos. Como consumidores, podemos exigir más opciones saludables y apoyar a las marcas que apuestan por un diseño respetuoso con la biomecánica del pie.

Este cambio no solo beneficiaría a los adultos, sino también a los niños. Durante la infancia, el pie es especialmente vulnerable debido a la inmadurez ósea y la debilidad muscular. Si queremos prevenir problemas futuros, debemos empezar por darles un calzado adecuado desde el principio.

Conclusión

Cuidar nuestros pies es cuidar nuestra salud global. Elegir calzado con forma de pie, evitar los tacones en el dí­a a día, caminar descalza siempre que sea posible y entrenar sin zapatos son pequeños cambios que pueden marcar una gran diferencia.

Y lo más importante: todos podemos contribuir a cambiar la moda. Si apostamos por un calzado saludable, más marcas se verán obligadas a diseñar opciones bonitas y funcionales. Porque la verdadera elegancia empieza por el bienestar.

Jesús Serrano

Fisioterapauta e INEF . Autor del libro ¨La salud a tus pies ¨

CEO de clinica IMPROVE

 

La salud a tus pies 

Comentarios