Una amiga muy sabia me dijo hace algún tiempo que la primera mitad de tu vida pertenece a otros, y que es la segunda mitad la que realmente te pertenece a ti.
Mi experiencia real con las decisiones se inició hace unos años, cuando mi cuerpo empezó a decirme a gritos (porque comentándomelo con amabilidad llevaba ya un tiempo) que por ahí no, que ese no era el lugar, la manera o las acciones, y añadía que podía seguir haciendo oídos sordos, pero que lo que ya había empezado no iba a parar así porque sí. Era necesario que tomara parte en esto, que yo tomara parte en, aunque casi resulte cómico, mi vida.
Ahí vino el primer gran paso, y el caso es que se atisbaba algo entre todo ese miedo e incertidumbre, algo que me gustaba, que me acercaba a esa yo que intuía que estaba en alguna parte, que me hacía sentir que había avanzado un trecho sin “ruedines”, que por fin empezaba a caminar sin manos, y que estaba empezando a poner un micrófono a lo que se removía dentro de mí desde hacía mucho, escuchando más de verdad aquello que me visitaba por las noches y que me hacía sacar una sonrisa aun cuando no tenía ni idea de por dónde empezar.
Tanto mi experiencia personal como profesional me confirman que el cuerpo sabe más y antes, que para cuando nos enteramos de algo él ya ha ido y ha vuelto dos o tres veces, así que cada instante en que podamos cerrar los ojos y observar, lo que parece una mera sensación, punzada, cosquilleo, dolor, o energía que se tambalea o dispara, puede traernos un máster entero sobre nosotras mismas, o al menos un primer hilo a partir del cual decidir si empezar a tirar o hacer como si no lo hubiéramos visto. Eso es, decidir si tiramos de él o continuamos como si siguiéramos sin saber eso que en realidad ya sabemos: en esta fase es donde las señales son de diálogo cordial, más tarde es cuando quizá vengan las voces más elevadas.
Porque dar un paso en una nueva dirección es tomar una decisión, pero continuar en el lugar en el que se está también lo es.
Habrá momentos y circunstancias más o menos propensos a una de las dos cosas, situaciones que favorezcan el cambio y otras en las que aparezcan muros de toneladas de cemento, pero de lo que no tengo ninguna duda es de que todo aquello que descubras sobre ti, sobre lo que sí y lo que ni en broma, sobre lo que te hace caminar por un arco iris y lo que te pone de color gris, sobre todo lo maravilloso que puedes aportar al mundo… será la más valiosa de las informaciones, que te ayudará a encontrarte en un lugar más acorde contigo misma y más en coherencia con aquella que eres en el entorno, momento vital y situación en que te encuentres.
Por tanto, gracias a cada escalofrío y noche de insomnio, gracias por tanta información.
Marta Romo , coach especializada en Programación Neurolingüística, profe de niños y niñas de 3 años y también de 70, pianista enamorada de la música y economista de momento solo de título, pero, sobre todo, entusiasta de las personas y de todo lo que tenemos por descubrir.
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Marta, me ha encantado leer tu blog. Me siento muy identificada con las noches de insomnio y esos escalofríos que me han hecho pasar malos momentos pero a la vez han sido las claves para entender muchas cosas. ¡Gracias por compartir tus reflexiones!!!
Cuanto agradezco este tipo de textos llenos de Honestidad, de Presencia y de Humanidad que transmiten un confort y un respeto a los procesos de Vida que acompañas… Y ese arco iris que tu representas, lleno de herramientas muy trabajadas y siempre adornado de una gran sensibilidad acogedora.
Puro Amor 💘